Housemarque es un estudio que con el paso de los años y a base de esfuerzo se ha ganado el respeto de todos los que disfrutamos de la acción más arcade, un género que dominan como nadie en sus diferentes variantes. Precisamente por eso teníamos muchísimas ganas de echarle el guante a Returnal y comprobar cómo este talentoso equipo sería capaz de apañárselas a la hora de afrontar la producción de un ambicioso título de alto presupuesto, un nuevo desafío que podemos confirmar que ha superado con muy buena nota, ofreciéndonos un juegazo tan intenso como divertido y original.
Videoanálisis
Una críptica pesadilla
La historia de este nuevo exclusivo de PlayStation 5 nos pone en la piel de Selene, una astronauta que un día decide desobedecer las órdenes de sus superiores para viajar a un misterioso planeta. Por desgracia, al llegar su nave acaba sufriendo un accidente, lo que deja a nuestra heroína atrapada en un mundo hostil y repleto de criaturas alienígenas sedientas de sangre. Además, por si todo esto no fuese suficiente, no tardará en descubrir que también se encuentra dentro de un bucle temporal, por lo que todas sus muertes acaban por devolverla al momento del accidente.
A partir de aquí empieza a desarrollarse una trama muy simple que encuentra su gran atractivo en la manera tan compleja y críptica en la que está narrada, como si de un gran puzle se tratase. Si queremos descubrir qué es lo que está pasando realmente y qué verdad esconde el pasado de la protagonista, no nos quedará otra que fijarnos muy bien en sus comentarios, en los mensajes de audio que encontraremos, en las pequeñas secuencias narrativas que se han introducido, en los archivos que descifraremos y en los pequeños detalles. Todo esto conforman piezas de un retorcido rompecabezas que tendremos que recomponer y en el que no faltan infinidad de alegorías y metáforas que dejan mucho espacio para la interpretación.
Lo bueno de tener una narrativa tan ambiental es que permite que el juego funcione igual de bien independientemente de nuestro interés por su historia, de modo que quien simplemente quiera explorar sus escenarios y pegar tiros podrá hacerlo sin que nada entorpezca el flujo de la acción, mientras que aquellos que sí quieran profundizar en lo que se nos cuenta tendrán como incentivo un gran misterio por resolver.
Una genial mezcla de ideas y géneros
En lo puramente jugable nos encontramos con un título muy peculiar que combina la estructura de avance de un roguelite, la progresión y exploración de un metroidvania y el frenetismo y diversión de una aventura de acción en tercera persona con mecánicas propias de un shmup bullet hell. Así pues, deberemos abrirnos camino por una serie de escenarios que se generan de manera aleatoria en cada partida mientras luchamos contra todo tipo de criaturas, mejoramos a nuestro personaje con variadísimos potenciadores, encontramos nuevas armas y desbloqueamos habilidades y atajos que permanecerán incluso tras morir.
Su desarrollo os resultará muy familiar, ya que deberemos avanzar por una serie de salas cambiantes en las que nunca sabremos con qué enemigos, trampas o tesoros nos toparemos, aunque a diferencia de otros juegos parecidos aquí nuestro objetivo no será únicamente bajar o subir pisos para llegar del tirón hasta el jefe final de turno, pasarnos el juego y vuelta a empezar. En vez de eso, lo que tenemos es una aventura en la que nos pedirán que cumplamos una serie de misiones para avanzar, como encontrar las llaves de una puerta, dar con una habilidad permanente que nos permita acceder a nuevos lugares o derrotar al jefe de turno.
Como en todo roguelite, morir implica volver a la casilla de salida y perder nuestras armas y potenciadores, pero todos los progresos que hagamos al cumplir estas misiones se mantendrán, enriqueciendo nuestras siguientes partidas al permitirnos usar los atajos que hayamos abierto, así como alcanzar habitaciones con nuevas recompensas que antes teníamos vetadas por no disponer de la habilidad necesaria.
Gracias a esto se ha conseguido que la sensación de progreso sea constante y que nunca sintamos que perdemos el tiempo, pues cada objetivo cumplido supone un pequeño paso adelante en nuestro viaje hacia el final del juego. De hecho, aquí no os vais a ver ni en la necesidad de repetir jefes y si queréis podréis ir directamente hacia los nuevos sitios que hayáis desbloqueado.
Evidentemente, pararnos a explorar se premia de muchas formas distintas, ya sea descubriendo nuevas salas, mejoras para nuestro personaje o más información con la que descifrar la historia, por lo que al final tenemos cierta libertad para decidir cómo afrontamos cada uno de nuestros intentos por romper el bucle.
De este modo, tenemos una aventura que siempre nos está sorprendiendo y que nos anima a seguir jugando para descubrir cosas nuevas, ya que los objetivos que nos va marcando están muy bien diseñados, son asequibles y suponen un gran aliciente para intentarlo una y otra vez, plasmando de forma muy clara nuestra progresión a lo largo de esta pesadilla espacial.
La acción de Housemarque
A pesar de todas estas virtudes, la auténtica estrella de Returnal la tenemos en sus tiroteos. Si hay algo que nos queda claro al ponernos a los mandos es que esto es, ante todo, un juego de Housemarque, algo que se nota en unos controles precisos hasta decir basta, en un desarrollo frenético e intenso de la acción, en unas armas que son todo un gustazo a la hora de disparar con ellas y en unas mecánicas y rutinas enemigas muy variadas que, por lo general, acabarán llenando la pantalla de toda clase de proyectiles y rayos láser que deberemos esquivar, obligándonos a que siempre estemos en movimiento para sobrevivir.
Es uno de esos pocos títulos que consiguen que el simple hecho de apretar el gatillo sea una experiencia fantástica, algo que se ve reforzado por el diseño tan vertical que suelen tener los escenarios y la alta movilidad de Selene, lo que acaba dando forma a unas batallas tan espectaculares como divertidas en las que no tendremos ni un solo segundo de respiro mientras “plataformeamos” y liquidamos a todo lo que se mueva, algo que alcanza su máximo esplendor a la hora de hacer frente a unos jefes con multitud de fases y mecánicas distintas.
Sobre su dificultad, cabe comentar que es un juego desafiante que no duda a la hora de castigar errores, pero a su vez también es muy asequible, ya que es relativamente sencillo fortalecernos muchísimo a poco que exploremos todas las salas de cada región, tomemos decisiones con cabeza y tengamos un mínimo de suerte con las armas y artefactos que encontremos, así que no deberíais morir demasiado si os lo tomáis con calma.
Un roguelite algo corto
A pesar de lo mucho que nos ha gustado, tenemos que admitir que el título se nos ha quedado un tanto corto en contenidos para tratarse de un roguelite, algo que queda especialmente patente tras sus créditos. Si bien luchar por llegar al final la primera vez supone un viaje increíblemente adictivo y que siempre nos está recompensando con nuevas sorpresas y descubrimientos, los incentivos para seguir jugando tras derrotar al último jefe se vienen abajo a una velocidad alarmante, ya que es incapaz de darnos motivos de peso para que queramos seguir invirtiendo horas en él más allá de cumplir una serie de tediosos requisitos para poder ver un final adicional.
De hecho, ni siquiera hay recompensas por volver a terminar el juego o modificadores de partida, por lo que todo lo que resta es explorar cada región una y otra vez para terminar de desbloquear trofeos y completar nuestros archivos de investigación. A esto debemos sumarle que el número de posibles salas que tiene cada bioma no es especialmente alto, de modo que las partidas acaban por resultar demasiado similares, especialmente si tenemos en cuenta que cada mundo siempre mantiene una estructura más o menos fija.
En nuestro caso, lo hemos completado en unas 12 horas con algo más de una decena de muertes, mientras que para el auténtico final hemos necesitado más de 25 sin guía de ningún tipo, aunque tenemos que admitir que tras él no nos quedaron apenas ganas de seguir jugando, lo que no habla precisamente bien de sus valores rejugables como roguelite. Una auténtica pena, ya que es tan bueno en lo jugable que nos hubiese gustado que nos dieran grandes incentivos para seguir disfrutando de sus tiroteos.
Curiosamente, lo que más nos ha enganchado tras terminar la aventura principal han sido sus desafíos diarios, una serie de retos puntuados con marcadores online que tienen lugar bajo una serie de condiciones concretas, donde Housemarque saca su lado más arcade, directo y frenético. No es que nos ofrezcan grandes recompensas, pero sí que saben “picarnos” para que queramos superar nuestras propias marcas por puro placer personal.
Aprovechando el DualSense
Por otra parte, no podemos olvidarnos de mencionar el uso tan bueno que hace de las características propias del DualSense, siendo el juego de la consola que mejor lo aprovecha junto a Astros Playroom. La cantidad de cosas que es capaz de transmitirnos a las manos gracias a la retroalimentación háptica es alucinante, desde las gotas de lluvia hasta la diferente potencia de cada arma, aunque aquí destaca sobre todo el partido que le saca a los gatillos adaptativos, cuya resistencia varía dependiendo de nuestro arsenal, además de permitirnos alternar entre apuntar y lanzar nuestro disparo secundario según lo que presionemos el L2. De hecho, hasta simulan el efecto de cuando se nos encasquilla un arma por haberla recargado mal, una pasada.
Una absorbente pesadilla de ciencia ficción
A nivel gráfico también da la talla gracias a sus buenos modelados, sus detallados escenarios y los grandes efectos que llenan constantemente la pantalla de todo tipo de elementos. No es que sea el juego que más exprime el hardware de la consola, ya que algunas texturas no nos han terminado de convencer, pero lo que sí que nos ha enamorado es su apartado artístico, toda una delicia para cualquier amante de la ciencia ficción más oscura, lo que se traduce en un diseño de enemigos fascinante y en un mundo que consigue absorbernos con su cuidadísima y retorcida ambientación. Por supuesto, todo funciona a 60 imágenes muy sólidas y estables, algo imprescindible en un título de estas características, y los tiempos de carga son inexistentes.
Finalmente, del sonido podríamos hablaros de una gran banda sonora de corte ambiental que, sin necesidad de reclamar protagonismo, es capaz de crear una atmósfera única, de sus variadísimos efectos o de su sobresaliente doblaje al español, pero aquí lo que queremos destacar es la manera en la que aprovecha la tecnología de audio 3D de la consola: simplemente espectacular. Ahora mismo no hay ningún otro juego de PS5 que le saque tantísimo partido y la precisión con la que es capaz de hacernos saber desde dónde nos vienen los alienígenas a través de nuestro oído refuerza muchísimo la experiencia, por lo que os recomendamos encarecidamente que juguéis con unos buenos auriculares.
Conclusiones
Returnal es un gran juego que sabe combinar con muchísimo acierto multitud de ingredientes para crear algo único, fresco y con personalidadVenir de Tragamonedas Gratis Online. Quizá no sea tan rejugable ni tan extenso como otros roguelite, pero la experiencia que nos ofrece mientras dura es fantástica y muy recomendable para cualquier fan de la ciencia ficción y la acción más frenética, desenfrenada y arcade. Si os llama la atención lo que propone, no dudéis en darle una oportunidad a lo nuevo de Housemarque.
Hemos realizado este análisis gracias a un código de descarga que nos ha facilitado PlayStation.